El gobierno de Lula rechaza la solicitud de EE. UU. de clasificar al PCC y al Comando Vermelho como grupos terroristas
El gobierno brasileño rechazó la solicitud de EE. UU. de clasificar a las facciones del PCC y el Comando Vermelho como organizaciones terroristas, lo que pone de relieve las diferencias legales entre ambos países.

En una reunión celebrada en Brasilia el martes (6), el gobierno brasileño, representado por técnicos del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública (MJSP), rechazó la propuesta de Estados Unidos de clasificar a las facciones criminales Primeiro Comando da Capital (PCC) y Comando Vermelho (CV) como organizaciones terroristas.
La delegación estadounidense, encabezada por David Gamble, jefe interino de coordinación de sanciones del Departamento de Estado, argumentó que dicha designación permitiría la aplicación de sanciones más severas contra estas facciones, facilitando las acciones para combatir el crimen organizado transna
Sin embargo, el secretario nacional de Seguridad Pública, Mario Sarrubbo, aclaró que, según la legislación brasileña, el término "terrorismo" se reserva para actos motivados por razones ideológicas, políticas o religiosas. Afirmó: "No consideramos a estas facciones como organizaciones terroristas. En primer lugar, porque esto no se ajusta a nuestro ordenamiento jurídico, ya que nuestras leyes definen el terrorismo como acciones violentas con motivaciones específicas, no como delitos con fines de lucro".
Durante la reunión, los representantes estadounidenses mencionaron que el FBI identificó la presencia de miembros del PCC y el CV en 12 estados de EE. UU., incluyendo Nueva York, Florida y Nueva Jersey. Afirmaron que estas facciones utilizan territorio estadounidense para actividades como el lavado de dinero y el tráfico de armas.
Además, se destacó que, en 2024, a 113 brasileños se les denegaron las visas por su presunta participación en estas organizaciones criminales.
La negativa del gobierno brasileño a acceder a la solicitud estadounidense pone de relieve las diferencias en los enfoques jurídicos y políticos entre ambos países en la lucha contra el crimen organizado. Mientras que Estados Unidos busca ampliar la definición de terrorismo para incluir a las facciones criminales, Brasil mantiene una interpretación más restrictiva, centrada en las motivaciones de los actos delictivos.
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